Te presento a Irene Berkel. Como pronto notarás, se trata de una mujer que, pese a su juventud y su personalidad desinhibida, es, en el fondo, fuerte y valerosa. Es la hermana menor de Alexander. Pero no es una hermana menor común. En muchas ocasiones, es la auténtica primogénita de la familia. Quiere y protege a su hermano. Procura que este no se encierre en una burbuja de insociabilidad. Y le apoya en cualquier cosa.
No obstante, también oculta una faceta más débil y quebradiza. No siempre fue la joven que es ahora. Posee un pasado oscuro, durante el cual se enganchó a la droga de diseño que narcotiza a numerosas personas en Ciudad Fortuna. Asimismo, hay veces en las que querría liberarse de esa sensación de responsabilidad que siente respecto a Alexander. Ansía un soplo de libertad e independencia.
Irene creció sin madre, ya que esta falleció al dar a luz. Su padre, Héctor, la crio él solo. Durante buena parte de su infancia y adolescencia, Héctor y ella vivieron en varios sitios diferentes. Cuando ella era pequeña, Héctor, un gafe, adoptó a un niño marcado con la misma tara. Ese niño era Alexander.
En 2013, cinco años después de la muerte de su padre, Irene vive en Ciudad Fortuna. Es la principal compañía y el mayor soporte de su hermano. Y, por supuesto, se convertirá en su gran aliada para investigar unas misteriosas muertes. Para ello, asumirá riesgos.
Irene convive con una graciosa mascota: un hámster dorado, llamado Sam, al que acaba de comprar una esfera transparente, con la cual el bichillo rueda felizmente por todo el piso; rueda con la misma soltura que su dueña se mueve en mundos reales y virtuales.