La suerte es la energía fundamental que gobierna el universo de Ciudad Fortuna. Rige el destino de todos. Nadie es libre de su influjo. La suerte tiene tres vertientes principales. Después de la filosofía, conocemos la genética.
La genética es el estudio de la suerte de cada persona. En Ciudad Fortuna, cada persona tiene un grado de suerte, una “cantidad” de suerte con la que se nace, que no cambia a lo largo de la vida y se puede medir en una escala del uno al siete. El grado de suerte se puede establecer a través de diversos factores, como el parentesco. Puede decirse que la genética es la visión cuantitativa de la filosofía que, por medio de sus dogmas, viene a explicar la existencia de los grados de suerte.
Una suerte mayor o menor no implica que la fortuna vaya a estar del lado de alguien en todo momento o en ningún caso. La suerte funciona más en el largo plazo. Por ejemplo, una persona con mucha suerte puede ser afortunado toda su vida y, de repente, recibir su particular cantidad de “mala suerte” concentrada en un único golpe letal. Personajes como Ismael Wagner o Ricardo Varone poseen una suerte elevada. Irene Berkel o Luka Miller tienen una suerte intermedia.
En Dados de cristal, Alexander Berkel, que no tiene suerte y transmite el infortunio, va a descubrir una peligrosa facción de la genética que puede guardar relación con las claves del “caso azafrán”.
En las próximas entradas, exploraremos la religión de la suerte, además de otros temas esenciales en Ciudad Fortuna. ¡Os espero!