Destellos de oscuridad ya se puede leer en formato digital en Amazon y Lektu (y en esta última, además, encontrarás lotes conjuntos de las tres novelas de la serie). Si la quieres en papel, puedes adquirirla en Amazon o contactar conmigo para recibirla dedicada.
Para continuar con las claves de la tercera entrega de la serie, ahondaremos en algunos temas de la novela. En esta entrada, hablamos acerca del quinto dogma.
[Alerta spoilers: el texto puede desvelar detalles argumentales de libros anteriores].
En Ciudad Fortuna, la suerte rige el destino de las personas. Nadie escapa a su influjo, y todos dependen del grado de suerte con el que han nacido. La filosofía de la suerte, que estudia cómo funciona la fortuna, se sintetiza en los siete dogmas. En los dos primeros libros de la serie, hemos descubierto el primero (“La suerte ni se crea ni se destruye”), el segundo (“La suerte persevera toda una vida”) y el tercero (“Los actos más puros del cuerpo y el corazón funden la suerte de las personas”).
En el tercer libro de la serie, vamos a descubrir el quinto dogma. No desvelaremos aún su contenido concreto, pero sí podemos adelantar que versa acerca de cómo recuperar la suerte perdida; es decir, la suerte mermada por un gafe. Establece tres posibilidades, una de ellas bastante ambigua. Es uno de los dogmas más relacionados con la genética.
En Destellos de oscuridad, Alexander destapa una trama terrible muy relacionada con su pasado, su familia biológica y el quinto dogma; una trama que mercadea con la suerte y el destino de la gente, donde se ponen vidas en riesgo para experimentar con quienes hayan sido víctimas del mal fario de un gafe.
¡Ciudad Fortuna se va a lo oscuro! ¡Vente!