Alma, karma y reencarnación

FracFx

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El alma, el karma y la reencarnación son tres eslabones de una cadena primordial en el argumento de El triángulo escaleno, mi primera novela de fantasía (novela que ya puedes leer), pues anuda y entrelaza las tres historias: 1431, 2007 y 2403.

Estos tres conceptos definen la fe que los personajes centrales abrazan para encarar el sino de sus vidas presentes, pasadas y futuras. En cada historia, un personaje (esto es, la misma alma en sus distintas reencarnaciones) transmitirá estos conocimientos al resto. Estos son: el druida Yerik, el doctor Rafael y la sacerdotisa Valkiria.

La creencia es sencilla, aunque pueda parecer lo contrario inicialmente. Cada persona tiene alma: una esencia abstracta, invisible e interna. En el alma queda una huella de los actos que una persona realiza. Dichos actos suponen la causa de un efecto: los buenos actos reportarán energía positiva, mientras que los malos acarrearán energía negativa. Esto depende del karma, una especie de ley mística que retribuye a cada individuo en función de sus acciones.

Todo está basado en una síntesis de conceptos comunes para las religiones dármicas, especialmente el hinduismo y el budismo. En esos credos, hay algunas divergencias al tratar la cuestión del karma; pero el núcleo es el mismo. En general, el karma es una energía y una ley. La energía es aquella que deriva de las acciones del individuo. La ley es la que regula la “retribución” que la persona va a recibir según sus decisiones. Las acciones no son sólo físicas. Abarcan los actos, las palabras y los pensamientos.

Tanto en la creencia de la novela, como en la fe de estas religiones, junto al alma y el karma, surge un tercer elemento principal: la reencarnación. Y ¿por qué ocurre esto? Es simple: porque, muchas veces, el efecto de las acciones cometidas por una persona (el “premio” por las buenas y el “castigo” por las malas) no se abarca en una sola vida. He aquí uno de los puntos clave de la novela: nuestros actos conllevan consecuencias en vidas futuras. Pues el alma se reencarna y, en cada nueva existencia, recibe el efecto de acciones pasadas, y obtiene la oportunidad de actuar mejor o peor.

Como leerás en la novela, hay una rueda. Esta rueda es el ciclo de la transmigración, el recorrido de las almas: nacimiento, vida, muerte, olvido y reencarnación. Las almas viven vidas mortales. Nacen y mueren. Al morir, el alma olvida lo vivido en sus vidas anteriores (cuando leas la novela, descubrirás con qué salvedades). Y vuelve a nacer encarnada en un cuerpo físico diferente. Recibe una nueva oportunidad.

Y, al final, después de todo esto, ¿qué sentido tiene esa rueda eterna donde las almas giran y giran sin cesar? Ese sentido, en definitiva, es la enseñanza fundamental que los personajes de El triángulo escaleno tendrán que aprender. Y espero que tú, al leer la novela, alcances y compartas también esa enseñanza.