El tres, el nueve y los triángulos

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El tres, el nueve y los triángulos son tres elementos imprescindibles en el argumento de El triángulo escaleno, mi primera novela de fantasía (novela que ya puedes leer), que se convierten en los ejes que enlazan las tres historias: 1431, 2007 y 2403.

En todo aquello que imagino, las cifras, la aritmética, el álgebra y la geometría son siempre constantes cargadas de simbolismo que se introducen en la narración porque, aparte de todos los lenguajes basados en las letras, existe otro, esencial, en el que no siempre pensamos. Se trata del lenguaje de los números: las matemáticas.

Las matemáticas, más que una ciencia (o además de una ciencia), son, básicamente, un lenguaje. Son el código o idioma con el cual se puede entender la Física, la Química, la Economía, etc. Son tan importantes para nuestra existencia como los lenguajes de las letras. Los números y todo lo que deriva de ellos nos rodean.

Leyendo El triángulo escaleno encontrarás dos números que surgen continuamente en el relato. Estos son el tres y el nueve; dos cifras, asimismo, muy vinculadas entre sí. Sus simbolismos son cuantiosos. Vamos a repasar algunos.

El tres es el primer número primo impar. Es el número natural que más se aproxima al número pi. Y, si no atendemos a los autores de la teoría de cuerdas, tres serían las dimensiones del espacio. Sobresale en las religiones dármicas: los tres dioses del hinduismo (Brahmá, Visnú y Shiva), con sus tres consortes (Saraswati, Lakshmi y Parvati), los tres tesoros del budismo (Buda, Dharma y Sangha), las tres acciones que determinarán el karma (actos, palabras y pensamientos), etc.

El nueve es el cuadrado perfecto del tres. No es, por lo tanto, un número primo, si bien sus connotaciones abundan también. Se le considera un símbolo del saber supremo, pues finaliza el ciclo del sistema decimal, y el paso previo a la totalidad (la cual vendría a estar encarnada en el diez). Esta consideración del hinduismo se relaciona también con la creencia budista de que Buda Gautama poseía nueve virtudes. Bastantes rituales del budismo implican nueve elementos.

Finalmente, llegamos al triángulo, el polígono de tres lados. Su relevancia en la novela es evidente. Hay muchas clases de triángulos. En la novela, proliferan los escalenos (es decir, aquellos cuyos lados y ángulos son desiguales).

Los escalenos son los triángulos más imperfectos. Sin embargo, si lo pensamos, ¿no son acaso los más frecuentes en la vida? Porque, si miramos detenidamente, los triángulos nos rodean, y los escalenos son los frecuentes. En El triángulo escaleno hay relaciones triangulares desiguales (Alejandro, Gabriel y Dora; Alejandro, Gabriel y Carol…), triadas de elementos (la triple estrella; el océano, el barco y la isla…), lapsos de tres días entre sucesos, las tres historias, las tres almas, etc. Observa atentamente a tu alrededor. Los triángulos nos definen. ¿Cuáles son los tuyos? ¿Cuál es tu triángulo escaleno?

 

4 comentarios

  1. Ángel dice:

    A mí me encanta que hayas jugado con los números en tu historia, los treses y los nueves están por todas partes en la novela. ¡Enhorabuena por el trabajo realizado!

  2. Muchas gracias, como siempre, por todo. Así es mi mente manemática.
    Un abrazo.

  3. Ana Bolox dice:

    Como siempre, David, una entrada muy curiosa e interesante. Me gusta mucho esta manera que tienes de promocionar tu libro: añades contenido, cuentas curiosidades que a veces te dejan con la boca abierta.

    Eres muy ingenioso 🙂

    Un abrazo.

  4. Muchas gracias, Ana. Siempre es un placer recibir comentarios tuyos.

    Enhorabuena por la publicación de tu novela. Todavía no he podido mirar bien toda la información, pero está en mi lista de tareas pendientes. Y ten por seguro que me haré con una copia. ¡Mucha suerte!

    Un abrazo.