La noche siempre es inspiradora, al menos para mí; no solo como momento ideal para la imaginación, sino también como escenario de cualquier relato. A primeros de este año, Diversidad Literaria seleccionó para una de sus variadas antologías este microrrelato, con la noche como tema central. Seguro que todos notaréis cómo, aparte de la noche en sí, Ciudad Fortuna, sus calles sin final aparente, la discoteca El séptimo cielo y el colega felino Trece estaban, de algún modo, en mi mente ya a la hora de escribir estas líneas. Deseo que os guste y que lo comentéis. ¡Os espero!
Medianoche incesante
Destellos de neón centellean en la urbe de las eternas noches hechizantes. Un gato corretea inadvertido entre acólitos de placeres fascinantes. La gente va y viene; circulando, caminando, deseando, disfrutando, extraviando. No ven los relojes. No ven los lindes. Siguen a su rey. Danzan y danzan sin cesar.
Y sólo el minino entiende que no existen horas ni salidas en la ciudad.
(David Fdez-Cañaveral, “Microterrores”, Diversidad Literaria, 2015)
