Herradura de latón, el cuarto volumen de la serie Ciudad Fortuna, está disponible tanto en Lektu (donde además de la novela encontrarás lotes con todos los volúmenes) como en Amazon (donde la encontrarás para Kindle o en formato impreso).
Para conocer más el universo de Ciudad Fortuna y las claves de Herradura de latón, hoy exploramos uno de sus temas principales: el cuarto dogma.
[Alerta spoilers: el texto puede desvelar detalles argumentales de libros anteriores].
Los dogmas que explican el funcionamiento de la suerte en el mundo de Ciudad Fortuna se han desvelado poco a poco en cada volumen. En Herradura de latón, descubrimos el contenido del cuarto dogma, aquel que trata de la pérdida temporal de la suerte debida al mal fario de un gafe. Este dogma dice: «La suerte puede mermarse por detracción del gafe, pero el gafe no tendrá suerte». En el transcurso de la novela, Alexander recuerda el día que su padre adoptivo, Héctor, recitó esta frase.
El cuarto dogma explica otra situación excepcional que puede provocar que la suerte de una persona, que ni se crea ni se destruye ni varía a lo largo de la vida, cambie. Significa que si un gafe ejerce su poder sobre alguien, esa persona pierde una parte de su suerte temporalmente (aunque, según el quinto dogma, esa parte puede recuperarse). De ese modo, este dogma explica también la naturaleza del mal fario de los gafes, pues indica que los gafes pueden mermar la suerte de las personas, pero también aclara que el gafe no podrá “quedarse” esa parte de suerte que ha detraído.
En la próxima entrada hablaremos acerca de los efectos de los dogmas.
Estimado lector, nos encontramos en las páginas de Herradura de latón.